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¿Bernardo O'Higgins, un Gran Chileno?

15 septiembre, 2008

PATRIMONIO E IDENTIDAD CULTURAL


I. CONSIDERACIONES SOBRE CULTURA Y PATRIMONIO
Una de las características esenciales del ser humano es su capacidad de crear o producir, ya que éste se auto realiza cuando cubre sus necesidades básicas, como reflejo de estar sano, tendiendo a la expresión creadora y no a la destrucción.
Los objetos creados conforman la cultura material (patrimonio tangible), y a través de ellos podemos conocer a un hombre, a una sociedad o a una cultura en sus aspectos más profundos como son las creencias, valores y espiritualidad. Es decir, a través del patrimonio tangible conocemos el aspecto inmaterial de la cultura humana (patrimonio intangible).
Esto se entiende al concebir la cultura como un instrumento del hombre para adaptarse al entorno, determinando su forma de conducta, pues éste crea constelaciones de objetos que develan la existencia de un mundo. O sea, crea signos, cosas que por su naturaleza evocan otra o el entendimiento de una idea.
Por ello, el estudio de la cultura material nos lleva a conocer al Hombre-Productor y su nivel técnico (adaptación al medio a través de su inteligencia técnica y su habilidad operacional), el Hombre-Usuario o nivel formal (objetos como soportes para expresarse con usos y costumbres) y el Hombre-Intencional o nivel intencional (razones de por qué crea un determinado objeto).
De esta manera, la compresión de nuestro patrimonio es el resultado de reflexiones sobre cuestiones elementales como la sociedad, el individuo y la cultura. Pero para comprender su significado es importante diferenciar cuando la creación manifiesta características de una sociedad o de una realidad particular, teniendo en cuenta a su vez, que la sociedad antecede y trasciende al individuo, por lo cual, lo que éste crea esta condicionado por la sociedad, ya que pertenece a ella, influenciado por la sociabilización y el aprendizaje.

II. EL VALOR DEL PATRIMONIO
Al hablar sobre patrimonio y bienes culturales, no hay que olvidar que el patrimonio se hace al ser conocido y valorado por el hombre, siendo éste un medio por el cual podemos conocer la sociedad que lo produjo y la forma de vida que ella poseía.
Pero el valor que la sociedad le otorga al patrimonio es consecuencia del valor intrínseco que poseen los bienes culturales. Es decir, el valor debe ser de tal forma significativo, que transcienda a los materiales que lo componen y al trabajo requerido para realizarlo, siendo reconocido por la sociedad como poseedor de un valor cultural. Dentro de estos valores se encuentran los de carácter histórico, científico, artístico o técnico.
De todas formas, el valor cultural que se le atribuye depende de la sociedad y de la época, por lo que el valor sería algo subjetivo. Es decir, un objeto puede ser de gran valor en una época o para una persona, pero esto puede cambiar más tarde, haciendo peligrar su perpetuación en el futuro. Esto es entiendo al concebir a los objetos como portadores de un mensaje que en ocasiones no son aceptados por una colectividad humana, ya sea por desconocimientos de su significado o por representar valores opuestos a lo que aspira una sociedad.
Al ser estos objetos reflejo de la cultura de un determinado pueblo o sociedad, la perdida de los vestigios significa que otras generaciones serán ignorantes ante la información, significado o función de tales elementos, siendo la perdida de las tradiciones más brusca o peligrosa en las zonas donde la evolución es parte de la influencia externa, y no un proceso interno, pues la ruptura es más radical.
Por ejemplo, en épocas de crisis, la sociedad se mira al pasado y a su historia para encontrar respuestas en la construcción de un mundo mejor, como ha ocurrido en este nuevo siglo que, debido al descontento por la no solución de problemas que la ciencia y la tecnología resolverían, se vuelve a mirar al pasado (postulados del siglo XIX, que miraba el futuro como un mundo mejor gracias al progreso, las ciencias y la razón). Cuando se regresa a las tradiciones del pasado se ha advertido que no se da una imitación en forma completa, observándose diferencias en los modelos de vida, ya que se rescata sólo lo que se considera esencial, adaptándolo a los nuevos requerimientos. Ej.: durante la Revolución Francesa se retoman la idea de república y los modelos estéticos que regían durante la Época Clásica (Grecia y Roma), dando paso al Neoclasicismo.
Al tener en cuenta lo desarrollado anteriormente, se puede concluir que cada cultura posee un conjunto de valores únicos e irremplazables (identidad cultural), convirtiéndose en la manera más lograda de estar presentes en el mundo, por lo tanto se debe tener respeto por todas las culturas.

III. IDENTIDAD CULTURAL
Como ya se ha definido, cultura y patrimonio es aquello que el hombre produce con su ingenio, y que transmite a las generaciones futuras. Además, una sociedad se identifica por su cultura, y la prueba objetiva de su individualidad es precisamente su patrimonio cultural. Es la clave para distinguir a un grupo social de otro. [1]
Referente a esta materia, la UNESCO, en su reunión de México (1982) concluyó lo siguiente:
a. “La afirmación de la identidad cultural contribuye (...) a la liberación de los pueblos. Por lo contrario, cualquier forma de dominación, niega o deteriora dicha identidad.”
b. “La identidad cultural es una riqueza que dinamiza las posibilidades de relación de la especie humana, al movilizar a cada pueblo y a cada grupo a nutrirse de su pasado y a coger los aportes externos compatibles con su propia idiosincrasia y continuar así el progreso de su propia creación.”
Este tema ha hecho reflexionar al hombre desde la antigüedad. Para Aristóteles, la identidad es una especie de unidad, opuesto al concepto de heterogeneidad; la psiquiatría opina que el problema de la identidad, es esencialmente de conciencia, sobre la propia individualidad.
La individualidad la poseemos como persona o como grupo, aunque no tenemos conciencia de ello (para el ser racional esto depende de la posibilidad de gozar de salud mental y de acceder a plena madurez). Por ello, “el sentimiento consciente de poseer una identidad esta basado en: 1) la percepción de la igualdad a sí mismo y la continuidad de la propia existencia en el tiempo y en el espacio; 2) la percepción del hecho de que los demás reconocen dicha igualdad a sí mismo y dicha continuidad.”
Para la psicología contemporánea, la conciencia sobre la identidad personal se adquiere. El niño adopta para identificarse, los modelos que tiene más cerca, pero en la adolescencia empieza a rechazarlos a buscar otros modelos, hasta que finalmente integra una manera de ser personal, reuniendo elementos tomados de sus antecedentes, con otros creados por propia iniciativa. Cuado ha logrado esta integración, se puede decir que es un adulto mentalmente maduro.
Para las ciencias sociales este problema psicológico tiene analogías con la conducta social del grupo humano, es decir, con el desarrollo de su cultura a través de la cual se identifica. Ejemplo: el adolescente entra en crisis, con relación a la adquisición consciente de una identidad, sin la cual el adulto no logra llegar a plena madurez. A nivel de grupo, de la misma conciencia depende de conocer el pasado, la explicación del presente y la posibilidad de planificar el futuro.[2]
Para el grupo social, la captación consciente de la continuidad cultural desde el pasado hacia el presente, es un factor importante del sentimiento nacionalista. Porque, cómo podría un pueblo nutrirse de su pasado, definir lo que es compatible con su idiosincrasia y continuar el proceso de creación, si no tiene conciencia de la continuidad de su cultura.
No hay que olvidar que los aportes externos siempre han existido en el desarrollo de cualquier cultura. Ninguna cultura histórica ha sido creación ex nihilo, como tampoco un individuo podría desarrollarse normalmente, en absoluto y total aislamiento.
Aunque el problema actual, no se restringe a la mera conciencia de los aportes externos o de la continuidad, sino que reside en las dificultades para ejercer libertad de seleccionar los aportes externos, pues los bienes industrializados de cultura, el desarrollo de las comunicaciones, la producción en masa, las estructuras socio-económicas contemporáneas, etc., antes de facilitar la libre elección, tratan de imponer elementos extraños que tienden a borrar la individualidad cultural. Las sociedades están cada vez más en contacto, hay mayor influencia recíproca, produciendo interdependencia y vulnerabilidad. La comunicación se mundializa con el desarrollo de la informática, se uniformaron los gustos, los comportamientos, la vida se homogeniza.
Esto ha generado contrastadas opiniones sobre el problema de identidad en el mundo actual, opinándose que:
1) Las diferencias culturales dan individualidad a un grupo humano, pero cuya sobre valoración subjetiva, puede guiar hacia el etnocentrismo. Es decir, grupos y entidades afirman su originalidad y se esfuerzan por asumir y defender con vigor los elementos distintivos de su identidad. La identidad cultural es una condición misma del progreso de los individuos, los grupos, las naciones, pues es ella quien anima y sostiene la voluntad colectiva, siendo la diversidad fuente esencial y fecunda de vitalidad.
2) La homogeneidad total (identidad universal del hombre) borra las diferencias y priva la iniciativa necesaria en el desarrollo cultural. Ella llevaría al anonimato de grandes masa de población. La uniformidad provoca desequilibrios, promoviendo todo aquello que se le asemeja y conviene, y destruye lo que se le resiste.
Por esto se ha concluido que la exageración en la valoración se debe evitar, al igual que la ausencia de conciencia de identidad. Además, la homogeneización de grandes masas o la superioridad real de un grupo étnico cualquiera, son mitos inexistentes e imposibles. El problema radica en la conciencia y actitud resultante sobre la propia identidad, la cual es inherente al escrutinio del pasado y a la protección de sus huellas, tanto como a la responsabilidad de planeación para el futuro, siendo la búsqueda de la conciencia de identidad evidente en muchos episodios de la historia del hombre.
En resumidas cuentas, se pude decir que la identidad es un modo de auto reconocerse y ser reconocidos por otros. Ésta es dinámica, admite desarrollo en el tiempo y es realizada por la conciencia en su permanente presente para mantener la cohesión psíquica (complejo mecanismo). Los mecanismos psíquicos e históricos de identidad están relacionados a nivel biológico, con los instintos de conservación del individuo y la especie. Estos mecanismos tienden a evitar la disgregación o atomización de los grupos, encontrándose en el mecanismo de identidad, un factor de cohesión social.
Todas las culturas elaboran una “imagen de mundo” y todo individuo perteneciente a ella participa de esta imagen. La imagen que se construye intersubjetivamente, es decir, se realiza a través del intercambio y luego de un proceso de comparación en el que se lleva acabo la toma de conciencia de las diferencias y similitudes con los otros actores sociales. En la elaboración de dicha idea colectiva interviene la dimensión interna del ser humano a través de sueños y ambiciones, así como también interviene la dimensión externa, por medio de la comunicación, aspecto gracias al cual evoluciona en el tiempo. Cuando un grupo se queda sin referencias a un modo de vida, porque la visión de mundo que tenía fracasa como proyecto, se regresa a la memoria individual para inventar nuevos pretextos existenciales.
La identidad es dinámica porque cada grupo se nutre de su pasado acogiendo los aportes compatibles con su idiosincrasia y continúa el progreso de creación y desarrollo de la cultura. Por lo tanto, conservar una identidad no es mantenerla igual, sino conservar una unidad coherente e integral, elemento que le permite al grupo seguir evolucionando, teniendo referencias claras de sí mismo con unidad e integridad. En fin, no es posible separar el problema de identidad cultural, con proceso de protección de sus huellas del pasado, por ello, donde hay restauración hay conciencia de identidad, para prolongar la madurez socio-cultural.

IV. CONCEPTO DE MONUMENTO: Testimonio, Documento, Signo
Dentro del universo de objetos creados por el hombre se encuentran los Monumentos. Estos son de vital importancia para conocer la cultura de un pueblo, siendo portadores de un mensaje que la sociedad debe develar y captar, pues es un documento o testimonio por el cual podemos inferir cierta información, y por lo tanto también es un signo y una fuente objetiva de información.
Es importante tener en cuenta que el patrimonio histórico-artístico es un poderoso código de signos que nos ayudan a entender el pasado. Es parte de la memoria histórico-social, aunque a veces es difícil descifrar el mensaje por ser desarrollado sobre normas y códigos del pasado. Pero es sabido que a medida que pasa el tiempo el hombre tiende a completar la interpretación del mensaje, siendo una tarea que nunca concluye. De esta manera, la sociedad contemporánea se transforma en receptor, el pasado histórico en el mensaje y el monumento en transmisor.

Concepto Histórico de Monumento
La idea de monumento es muy antigua (Mesopotamia y Egipto) y su evolución ha dependido de capa época y lugar, pero a partir del siglo XIX se le da un nuevo sentido al concepto y una difusión más amplia. Etimológicamente, monumento deriva del termino latino monumentum, siendo definido en el diccionario como “todo lo que recuerda algo, lo que perpetúa un recuerdo”.
Aquí se darán algunos ejemplos de lo que distintas culturas entendían por monumento.
· Mesopotamia: inscripciones con intención de lograr la permanencia de un recuerdo (edificios como esculturas). Mayor interés en la función ritual, no en personajes.
· Egipto: significado social de los monumentos. También se advierte la intención de borrar el pasado (damnatio memoriae) por parte de invasores o usurpadores que destruyen los monumentos.
· Grecia: monumento representa ideales democráticos; para honrar los meritos humanos de ciudadanos destacados; sin connotación religiosa. También obras públicas con hazañas militares, tratados, etc.
· Roma: “monumento en general, es aquello entregado a la posteridad para la memoria”. Idea de recuerdo, testimonio, estatua, edificio público, templo, indicio, prueba, sepultura, etc. Roma Imperial: genero arquitectónico histórico-conmemorativo de glorias (arcos de triunfo, columnas, etc.).
· Después del Edicto de Milán (313): decadencia del Imperio Romano y surgimiento del cristianismo. Los monumentos son símbolos de identificación de la iglesia y del Estado (basílicas, baldaquinos, etc.).
· Edad Media: se considera monumento la tumba de personas poderosas. En la Baja Edad Media se da el culto a las reliquias; también inscripciones conmemorativas de hazañas y personajes. Al final de la Edad Media el monumento funerario cambia la representación del personaje muerto por una persona con gran dignidad. Esto es la prueba del deslizamiento del concepto monumento desde su contenido esencial testimonial, al de obra bella (típico del Renacimiento).
· Renacimiento: búsqueda y veneración de los monumentos antiguos por su valor estético e histórico. Glorificación del humano, de hombres brillantes. Pío II impuso la pena de excomunión a quienes destruyeran edificios antiguos de Roma (Bula Cum Alman Nostram Urben, 1462); llama a los edificios, “Reliquias” para la posteridad, y “Monumentos” al recuerdo de las virtudes de los antiguos. Monumento fue sinónimo de antigüedad (antigüedad: obra de arte procedente de la Antigüedad Clásica).
Literatos interesados en la idea de aprender la lección del pasado en los vestigios de la Antigüedad. Se produce la acumulación de objetos valiosos, arte, curiosidades exóticas y especimenes naturales, estimulado por los descubrimientos de nuevos territorios. Se busca el valor estético de cualquier objeto del pasado y se menosprecia lo carente de belleza. Surge un nuevo criterio, una nueva manera de interesarse en el pasado. Interés en el ser humano.
· Nuevo Mundo: difícil estudio de las prácticas y actitudes hacia los monumentos. El arte tenía función social y era parte de la práctica oficial del estado. El mantenimiento de los templos y ciudades era constante y cuidadoso gracias a la política oficial, como acción preventiva. No se destruían los monumentos, ni siquiera para ampliarlos, sino que sobreponían el nuevo. Esto revela un enorme respeto al testimonio monumental.
· Ilustración: tras descubrimientos geográficos y científicos hay una nueva visión de la naturaleza que tiende a reflexionar sobre fenómenos sociales. Idea de un desarrollo ordenado y continuo de humanidad en oposición de la visión sobre la una “Edad de Oro” seguida de una larga degeneración de la raza humana. El movimiento racionalista ilustrado del siglo XVIII amplió su curiosidad histórica: Voltaire juzga y evalúa el Pasado; Turgot habla de la secuencia causal de los distintos periodos de la historia y la naturaleza; Condorcet se expresa sobre la perfectibilidad del hombre y la sociedad; Montesquieu expone nueva metodología, sintetiza los distintos factores que integran la causalidad; Rousseau da una nueva interpretación antropológica a la evolución cultural y un nuevo sentido a la existencia del hombre. Preocupación histórica-antropológica gracias a la observación de nuevas formas de vida en el Nuevo Mundo y de la racionalización del pensamiento científico. Examen sistemático de la naturaleza (siglo XIX), con el descubrimiento de la evolución biológica del hombre (C. Darwin).
El descubrimiento del Nuevo Mundo fue un doloroso golpe al narcisismo del hombre occidental. Fue necesario definir el conocimiento científico, distinto del hipotético. Arqueología surge como la necesidad de contar con nuevas pruebas o vestigios del pasado.
· Siglo XIX: nueva conciencia del ser humano. Tendencia antropologista (postura de las Ciencias Sociales contemporáneas): interés integral en la actividad del hombre como miembro de una sociedad; análisis crítico, compresión de la vida y el presente.
El Monumento se transforma en testimonio objetivo de lo que el hombre ha hecho, en fundamento objetivo a los juicios interpretativos y que son siempre perfectibles. Así, el valor testimonial y documental del monumento, supone un mensaje que la sociedad actual debe descifrar y captar y qué es la verdad que delata, a pesar de que su código fue establecido sobre normas del pasado. Esto satisface nuestra necesidad de saber qué pasos la sociedad ha recorrido para llegar hasta el momento actual.
A raíz de esto, se dice que el monumento posee valor histórico en primer término[3] y estéticos más adelante, representado una herencia cultural y legitimizando la transmisión de una línea histórica. Concluyéndose que Monumento debe considerase todo aquello que pueda considerarse valioso para el conocimiento de la cultura del pasado histórico, pues sería absurdo considerar monumento todo aquello que ha sido fabricado por el hombre en cualquier época y lugar.
Por todo lo anterior, es de mucha importancia que la autenticidad del monumento sea protegida para que su mensaje no se vea alterado a través del tiempo, y protegerlo es conservar lo más fielmente su significado. Para ello, la conservación y la restauración es consecuencia de la necesidad de protección de los monumentos, prolongando la posibilidad de perfectibilidad del juicio histórico. Esto facilita la interpretación del documento en que se convierte el monumento, ya que para aproximarse a la verdad histórica, es importante proteger la autenticidad y además, que este completo.

V. IMPORTANCIA DE LA CONSERVACIÓN
La conservación del patrimonio cultural es conservar aquellos elementos que permiten al grupo social seguir evolucionando y desarrollarse con cierta coherencia. Pero la conservación como disciplina hace referencia al conjunto de acciones destinadas a mantener la posesión de estos bienes, evitando su deterioro, ya que son la riqueza de sus poseedores y serán la herencia que dejarán a las generaciones futuras. También la conservación de un bien involucra su contexto cultural o sea las manifestaciones en torno a él (elaboración, usos, costumbres, ritos y tradiciones).
La importancia de la conservación esta en el conocimiento del hombre de la sociedad y su cultural a través de los objetos. Por lo tanto, debemos conservar lo que nos identifica, lo que es significativo para nuestra cultura, aunque no es posible ni conveniente preservar todos los elementos del pasado.
Puesto que la elección es difícil, esto exige el conocimiento de las propias tradiciones culturales, como la compresión de las ajenas. Lo ideal es conservar un ejemplo de cada tipo de objeto, especialmente si se habla de bienes de gran tamaño (inmuebles). La elección esta sujeta a las inquietudes, anhelos, necesidades psicológicas, modas, caprichos y planeación del futuro de una sociedad. Pero un grupo humano se acercará a una práctica ideal, en el grado que haya alcanzado madurez en el desarrollo de su conciencia histórica. De todas formas, el valor del monumento crece con su antigüedad, ya que es más limitado el conocimiento que nos ofrece, al ser más escasos los documentos y testimonios, y más difícil descifrar las claves del mensaje; junto con el valor de rareza (escasez por su antigüedad o por excepción ya que constituyen la excepción a la regla, pero necesitamos conocer la regla para poder identificarlos como excepción). Por lo tanto, conservación es la expresión práctica de la manera de pensar, sentir y actuar del hombre.
Dentro de los factores que pueden contribuir a su destrucción, se encuentran el vandalismo, el abandono, la naturaleza, etc. Pero la buena legislación, con leyes de protección evita esto, ya sea multando o reparando bienes. El Estado puede ser parte importante en la conservación apoyando monetariamente o con asesoramiento (definir estrategias, políticas y operaciones).
[1] El hombre tiene dificultad para reconocer su propia cultura, siendo más fácil cuando se la compara con otras. Ej.: un habitante del fondo del mar lo último que descubriría seria el agua; sólo tomaría conciencia de ella si llegara a la atmósfera.

[2] Quizás el aspecto más importante a nivel social, está en la percepción de la continuidad desde el pasado y hacia el futuro.
[3] “Todo objeto es histórico por cuanto en principio es testimonio del haber existido un individuo.” Guillermo Joiko.

08 julio, 2008

DEJAME QUE TE CUENTE....

En el mes de julio seconmemora el Combate de La Concepción y se celebra el Día de la Bandera de Chile (9 y 10 de julio de 1882). También se recuerda el Combate de Huamachuco, último hecho de armas y fin de la Guerra del Pacífico (10 de julio de 1883).En nuestra ciudad tenemos un gran Monumento Público que se erigió para conmemorar la participación del “Batallón Talca” en esta trascendental guerra, conociéndose ahora como Monumento a la Bandera o Monumentos a los Héroes de la Independencia.

Título: MONUMENTO AL BATALLÓN TALCA; MONUMENTO A LOS HÉROES DE LA INDEPENDENCIA; MONUMENTO A LA BANDERA.
Autor: Enrique Osorio / José Miguel Cruz. (En el monumento se leen 2 nombres y 2 fechas, ya que ambos tuvieron participación en su construcción pero en épocas distintas, teniéndose en cuenta que esta obra sufrió importantes daños tras los terremotos del 1906 y 1928, teniendo que ser reconstruida).
Época: 1887; reconstrucción en 1935.
Técnica/Material: Piedra Verde de Rauquén tallada, cemento y piedra blanca (no identificada).
Estilo: Ecléctico (influencia del arte egipcio y clásico).
Propietario: I. Municipalidad de Talca.
Orientación: Cada cara mira hacia un punto cardinal.
Ubicación Actual: Alameda con 1 Oriente (bandejón central), Talca.
Descripción: Esta obra de tipo conmemorativa, posee forma de obelisco y se caracteriza por estar construida con piedra verde de Rauquén, rematando en un mástil. A media altura de cada una de sus caras podemos apreciar un relieve alusivo a personajes históricos y símbolos patrios, y en la parte inferior posee las leyendas alusivas a las figuras.Por el lado oriente se observa el rostro de Bernardo O’Higgins, en el lado norte se aprecia el escudo de Armas de Talca, lenen a cara poniente está dedicada Juan Gregorio de Las Heras y el cuarto icono, al lado sur, representa a la bandera nacional izada en un mástil y un cóndor.En cuanto al simbolismo de los relieves que posee, hay que recordar que la imagen Bernardo O’Higgins, Padre de la Patria, nos recuerda la estancia de él durante su niñez en esta ciudad y el haber firmado la Carta de Independencia el 12 de febrero de 1818 en Talca.Otra de sus caras está dedicada a Juan Gregorio de Las Heras, conocido también como “Huaso Las Heras”. Este general argentino participó en el Ejercito Libertador de O’Higgins y San Martín durante la época de Independencia, peleó en la Sorpresa de Cancha Rayada y a él se le atribuye el diseño de la Bandera de la Transición (franjas azul, blanca y roja).En el escudo de Armas de Talca lee la frase en latín “provheit soli leo” que significa “pasó más allá del Sol”, lo cual hace referencia a que el monarca español superó los limites del Imperio Inca, el cual tuvo como límite en el Río Maule. Aquí aparece el león coronado que representa al Rey de Castilla, el cual está cruzando el río Maule, dentro de un campo verde, llevando un estandarte con la Cruz de Borgoña. Este escudo fue confeccionado cuando Talca recibe el título de “Cuidad” en 1769 (antes tenía el título de villa), bajo el apelativo de la “La Muy Noble y Muy Leal”.El cuarto icono es el que representa a la bandera nacional flameante colocada en un mástil y un cóndor con las alas desplegadas, recordándonos la libertad de nuestra nación soberana, que este emblema patrio nunca será bajado.
Historia: Este obelisco de piedra fue erigido originalmente como pedestal para el Monumento a “La Victoria”, siendo fijado el origen de su construcción entre los años 1885 y 1887, aunque otros documentos la rebajan al año 1935, error que genera porque, a raíz de los terremotos de principios de siglo XX, está quedó muy deteriorada y fue reconstruida por José Miguel Cruz, a quien se le recuerda como único autor.El nombre de “Monumento a la Bandera” se lo ha asignado la ciudadanía, al haber en la parte superior de esta, un asta donde se enarbola la bandera nacional, principalmente durante las festividades nacionales (Día de la Bandera, Fiestas Patrias, etc.). Como anécdota, se puede decir que también es conocido popularmente como “Monumento al Palo”, ya que gran parte del tiempo su mástil se encuentra sin el emblema patrio.


El Monumento a “La Victoria” fue mandada a realizar por el gobierno peruano en conmemoración del Combate del Callao (2 de mayo de 1864), a raíz de la guerra que se peleó contra la escuadra España, uniéndose Perú, Ecuador, Venezuela y Chile. Por esto, en su origen la obra estaba compuesta por las alegorías a la Victoria, en su parte superior soportada por una columna, y en su base había 4 figuras que representaban a los 4 países americanos mencionados.Fue diseñada por el escultor francés León Cugnot en 1870 y hecha en París bajo la supervisión de los peruanos Gávez y Llona. Fue expuesta en los Capos Eliseo de París y posteriormente fue embalada y mandada al Perú donde nunca fue expuesta en ningún sitio público, según algunas versiones, pero hay testimonio fotográficos que la muestran emplazada en Lima.Se cuenta que en su base se leía: A los defensores del Perú y de la América que renovando las Glorias de la Independencia, rechazaron la invasión española y sellaron la unión americana. En el Callao el 2 de mayo de 1866, la patria reconocida ha elevado este monumento para memoria y ejemplo de generaciones venideras.Más tarde, debido a la brillante y determinante participación del Regimiento del Talca en las batallas de Chorrillos y Miraflores (13 y 15 de enero de 1881), y en la campaña de la Sierra en Huamachuco (10 de julio de 1883) durante la Guerra del Pacífico, se la trajo a Talca como un trofeo de guerra.Algunas versiones dicen que el jefe político y militar chileno del Callao, Coronel José Francisco Gana Castro (talquino), retiró de la aduana 2 cajones que contenía la estatua y la envió a Talca en 1881, mientras que otros varían diciendo que el General, encontró en el Callao varios cajones que contenían obras de arte, entre ellas esta estatua la Victoria, que hizo remitir a su ciudad natal.Por otra parte, algunos argumentan "que la leyenda original dice que la Alegoría de la Libertad fue traída desde la ciudad al final de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, hacia 1839, siendo posible incluso que haya sido regalada a los chilenos como agradecimiento por los no pocos líderes peruanos opositores al protectorado del Mariscal Santa Cruz y que colaboraron del lado de Chile en la guerra”, justificando así, que dicha estatua no habría sido nunca un trofeo de guerra.En cuanto a su primera ubicación, a comienzos del siglo XX, se encontró en el bandejón de la Alameda con calle 1 Oriente (donde actualmente encontramos el Monumento a los Héroes), en un alto pedestal, donde su figura parecía que iba volando. El terremoto del año 1906 la hizo caer a tierra, quedando guarnecida por un cierro de madera más de 20 años, pero otros documentos afirman que a causa del gran terremoto del año 1928, que destruyó la cuidad de Talca, la estatua se viene a bajo por el deterioro de su base, quedando guardada en un sitio eriazo ubicado al lado del Teatro Municipal por la 1 Oriente.Mientas permaneció embalada en una caja con rejas, la gente la miraba, llamándole “la mona” por no saber de que se trataba. El 21 de febrero del ’28 se faculta al Alcalde Andrés Vaccaro para aceptar la propuesta de restauración de la estatua por el vecino Omer Clavé.En 1935, cuando se remodela la avenida 2 Sur, es llevada a su actual emplazamiento sitio que correspondía a la placilla Ignacio Serrano. En 1987 se le cambia la base a la obra y se remodela la plaza para dejar espacio libre de árboles permitiendo su mejor su apreciación.

Bibliografía:
- Álbum, Ed. Municipalidad de Talca y Supermercado Ekono.
- Inventario de Monumentos Públicos de Talca, I. Municipalidad Talca.
- Recopilación oral de gente talquina.
- Guía “Histórica y Cultural” de Silvia Besoain y en un inventario de la municipalidad de Talca.
- Corporación de Defensa de la Soberanía, http://www.huascar.cl/
Ver más en Internet: